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Foto del escritorAmanda Borges

"¿JESÚS ENSÉÑANOS A ORAR?"

Un día, Jesús fue a cierto lugar para orar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se acercó y le pidió:

— Señor, enséñanos a orar, así como Juan el Bautista enseñó a sus seguidores.





Asi como los amigos de Jesús, muchas personas tienen dudas de como orar, inclusive no lo hacen por no saber. Hoy aprenderemos de forma práctica como tener acceso a todo lo que el Señor Jesús ya nos ha dado, mediante su obra consumada de la cruz, ese es el nuevo pacto, donde NI YO NI TÚ tenemos que hacer nada, apenas poner nuestra fe en el lugar correcto y orar de manera correcta.


Hay una frase que dice:

La verdadera prosperidad no es trabajar mucho, sino, trabajar cierto.

Bueno, también podemos aplicar esto en la vida cristiana, no hay que hacer un millón de cosas pensando que asi vas a tener un cello e aprobación de Dios, sino que simplesmente tenemos que poner nuestra fe en el único que fue perfecto, ando en obediencia y cumplio con todas las exigencias de Dios: Jesús Cristo.


FE

No hay como hablar de oración, sin primero entender la fe.

La moneda del cielo es la fe en la obra terminada de Jesús. No es tener fe en la fe, "creo que Jesús cambiará mi historia". Es tener fe en la suficiencia de Jesús. Lo que sea que quieras que haga, lo hizo por ti hace dos mil años cuando murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para nuestra justificación.


Amados, debemos entender que la salvación ya incluye todo lo que necesitamos para una completa devoción a Dios (sanidad, provisión, prosperidad, etc.). Medita en estos dos versículos por un tiempo antes de pasar al siguiente tópico. Efesios 1: 3 y 2 Pedro 1: 3.


INCREDULIDAD


Nunca había prestado atención en la incredulidad de mi corazón (dudas, falta de fe, dureza), hasta aprender sobre eso. Puedes pensar "oh, pero no soy incrédulo, yo creo", bueno, yo también pensaba asi.


Entonces, ¿por qué no vives la vida plena que Dios diseñó para ti desde antes de la fundación del mundo? ¿Por qué sigues pidiéndole cosas que ya te ha dado a través de Jesús? Porque todavía hay incredulidad en tu corazón. "Wow y ahora ¿cómo trato con esto?"


Enfrenta -confronta- tu corazón. Tu corazón tiene que estar convencido, no Dios.


Pase tiempo con Jesús contemplando su bondad y la obra terminada de la cruz. Pídale al Espíritu Santo que le enseñe a confrontar su corazón.


¿Cómo sé si aún soy incrédulo?"


Cierra los ojos y piensa en tu vida financiera en 2 años: tu primer sentimiento dirá, te indicará lo que tu corazón realmente cree.


No tenemos que buscar saber "como" (porque no sabemos del futuro) simplesmente tenemos que CREER lo que Dios cree sobre nosotros, lo que El quiere para nosotros. Es un simple ejercicio, remplaza tu nombre por el nombre de Jesús, y vas a saber todo lo que Dios tiene para ti.


Jesús es digno de amor? Yo también. Jesús es digno de aprobación? Yo también. Jesús es digno de prosperidad? Yo también. Jesus es digno e perdón? Yo también. Jesús es digno de ser escuchado y respondido? Yo también.


1 Juan 4:17

Tenemos esa confianza porque como Jesús es, así somos nosotros en este mundo.


Y no es porque seamos buenos, sino porque El es bueno, El nos amó primero.


Otro ejemplo, si tienes algún tipo de enfermedad, medita que ya has sido sanado por las llagas de Cristo, hasta que la obra terminada aparezca en tu vida.

Persevera en este proceso hasta que tu corazón esté convencido de que ya has sido bendecido con todo tipo de bendiciones celestiales en Cristo Jesús.


ORACIÓN


Ahora que ya entendemos un poco sobre la Fe e Incredulidad, veamos el tema princial.


Los cristianos creen que, por las Escrituras y por el poder del Espíritu Santo, nuestra comprensión de Dios puede volverse clara. En el momento en que nacemos de nuevo a través del Espíritu, a través de la fe en Cristo (Jn 1:12, 13; 3.5), ese Espíritu nos muestra que no solo somos súbditos de Dios, sino también sus hijos, y podemos hablar con él como nuestro Padre. (Gal 4.5,6).


La oración es nuestro lugar de encuentro con el Padre. Cuanto más clara sea nuestra comprensión de quién es Dios, mejores serán nuestras oraciones.


La Biblia habla de nuestra relación con Dios como el acto de conocer y ser conocidos (Gal 4.9; 1Co 13.12). Conocer a Dios es una cuestión de trato personal. Conocer a Dios es

más que saber a respecto de él; es tratar con él mientras se abre para ti, y ser tratado por él. Los amigos abren sus corazones el uno al otro otro a través de lo que dicen y hacen. No debemos perder de vista el hecho de que conocer a Dios es una relación tanto emocional como intelectual y volitiva, y si no fuera así, realmente no podría ser una relación profunda entre dos personas.


Entonces, ¿qué es la oración en el sentido más completo de la palabra? Orar es dar

continuación a una conversación que Dios inició a través de su Palabra y gracia, y que con el tiempo se convertirá en un completo encuentro con él.

El poder de nuestras oraciones, por lo tanto, no se encuentra principalmente en

nuestro esfuerzo y lucha, o en cualquier técnica, pero en nuestro conocimiento

de Dios.


Nuestro enfoque de oración en la Biblia no es tanto hacia adentro (aunque debe haber autoexamen y arrepentimiento), sino hacia arriba para comprender

nuestra verdadera condición en Cristo y alinear nuestros corazones a ese hecho.


La única razón por la que Dios tendría que crearnos no sería para obtener el amor cósmico y la alegría de la relación (porque él ya lo tenía), sino para compartirlos.

Podemos ver, entonces, por qué un Dios trino nos llamaría para hablar con él, conocerlo y relacionarnos con él, porque quiere compartir la alegría que siente. Orar es nuestra forma de participar en la felicidad de Dios. Es traer el cielo a la tierra.


Les aseguro que con este entendimiento, tu vida será transformada apartir del momento en que tomes posesión de esas verdades.





Oración:


Querido Padre, te agradezco por la cruz de Jesús. Te lo agradezco hoy, porque por la sangre de Jesús he sido perdonado de todos mis pecados, pasados, presentes y futuros. Hoy eres misericordioso con mi injusticia, y todos mis pecados y obras de iniquidad, ya no lo recuerdas, me ves como alguien completamente justificado, no por lo que hago, sino por Jesús. Soy grandemente bendecido, muy favorecido y profundamente enamorado de ti. Amén.








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